La dificultad que tiene esta onda de amplitud modulada es que la mayoría de los periodistas que la protagonizan bajan línea. Lo hacen de un modo hartante, ostentan un lenguaje moral que se sostiene en el resentimiento de la clase media porteña, halagan el narcisismo de los vecinos de la ciudad, y sus sermones son cotidianos. Han convertido al dial en un púlpito móvil. Cuando llega la hora de la siesta, la programación afloja, y nos vierten este género tan peculiar que se llama Magazine, en donde las estaciones compiten en banalidades, vulgaridades, espectoraciones que llaman carcajada, y, a veces, insultos. Cabe consignar que la frecuencua con más rating es radio 10, en donde la bajada de línea apunta a que nos armemos para reventar jueces garantistas, travestis, drogadictos, progres de todo tipo, y reinvindiquemos a los Patti en nombre de la Constitución, librito que sacan a relucir cuando algún torturador ha sido vejado en sus legítimos derechos.
La mayoría de las otras radios se disputan los lugares comunes de la gente respetable que quiere que se distribuya con más justicia la riqueza de los otros mientras no les cobren las patentes. Por eso es tan maravilloso escuchar RH Positivo y RH 23 que conduce Ronaldo Hanglin. Por fin un hombre sano!, con sentido del humor, que no se las da de predicador, que no tiene vergüenza en tratar de señor a sus entrevistados aún cuando se llame Barrionuevo, que no se luce con caras espeluznantes para mejor practicar la demagogia, que dice con frecuencia que no sabe, y escucha con suma paciencia. Su programa nocturno es una entrega auténtica de humanismo, en el que hombres y mujeres buscan compañía y manifiestan sus fantasías sin que por eso se conviertan en payasos de novelones ni atracciones turísticas, sino un hermano más de la especie a la que pertenecemos.
Partícipe de un grupo en el que descuellan entre otros Mario Mactas y Florencia Ibañez, le da a la radio el atributo que siempre tuvo, una voz amiga que nos hace compañía mientras hacemos otra cosa. No tiene la intromisión invasora de la tele, sino la lateralidad y la discresión de un canal cuyos mensajes conviven con nosotros sin tragarse nuestros sesos. Pero claro, cuando a las 11hs 45m comienza el sketch del Gato y el Zorro, ahí dejo mis quehaceres y me dispongo a paladear los disparates del dúo de catedráticos y la señorita alumna.
El otro día en la revista Noticias, el comentarista Frontera calificó al programa después de una nota elogiosa y descriptiva con cuatro estrellas y media, sin duda una buen puntaje para Petete, Calculín y Anteojito, pero guardarse el vuelto de cincuenta centavos en el caso de Hanglin es una actitud algo mezquina. Finalmente no lo es, porque el periodista la pensó bien, un apartado más abajo dice en un recuadro que Hanglin es de derecha! Bingo!, saltó la leche! Frontera se sorprende que en un programa de Aliverti sus oyentes hayan sin embargo votado a Hanglin como el conductor más apreciado, bueno, son cuestiones de la dialéctica, siempre tan compleja, pero es de derecha porque ignora a la gente que sufre injustamente, sólo piensa en consumidores y, qué sé yo, creo que nada más o no importa. De todos modos las cincuenta guitas no las va a devolver.
A veces pienso que con los medios masivos de comunicación se tiene una relación especial. Como con una mascota. El hombre que siempre lee el mismo diario no lo hace porque lo mantenga mejor informado sino porque es su diario, como es esa yerba mate y no otra la que compra y no porque sea más rica ya que no prueba otra hace décadas. Son las inermes adicciones de la vida urbana. Si algún día los RH de Hanglin se van por esas cuestiones de los negocios del mundo del entretenimiento, los voy a extrañar, a él y a toda esa familia que lo sigue por Radio Continental de lunes a viernes de 9 a 13 y de 23 a 24.
Posdata: Aprovecho para desearle para este año lo mejor a mi vecino Quintín que tan generoso ha sido conmigo la semana pasada.
( 2005)
|