Cometí un error. La final no es contra Italia, el fixture nos la coloca en la semifinal. La final es contra.....................I....n....g...l...a....t...e...r....r...a
Dios mío!, lo único que nos faltaba, otra vez en guerra. Todos dicen que jugar con los pusilánimes tiene un plus, si, claro, un plus de terror. Los pálidos le van a ganar a Brasil. Si es que los brasucas le ganan a Ghana. Supongamos que sí, que la tradición se cumple y Ronaldo mete dos panzasos más. Después con los anglos, que tienen un fixture potable, los amarelos caen por penales, y ahí sí, entramos nosotros los gauchos de las pampas que a los Fritz ya los embutimos en tripa de cerdo y adentro. Dos a uno, así, el gol del triunfo fue del Piojo de Oro!, el duende maravilloso que algunos todavía le quieren dar tiempo, será para que crezca, para que se calme, para...nada. El Piojo cada vez que agarró la pelota contra los zorreguietas hizo un desparramo. Lo que pasa es que juega un presto stacatto y no el andante riquelmiano que se adapta mejor a Tévez. El piojo se la embocó a los frunz y franz! y chau local, una salchicha menos.
Después de humillar una vez más a los spaghettis en Dortmund, - ¡ qué grande que estuvo Collocini cuando le tiró de los bigotes a Gatusso!, estuvo genial, el calabrés se lo quería comer crudo - , se vienen los ingleses. Al Rooney ése le estampo el botín de Heinze que sabe bien donde ponérsela porque conoce sus intimidades en los vestuarios del Manchester. Enfoca bien al punto débil del rojizo, ahí, justito en la costura que junta los dos hemisferios testiculares. Sí, en los huevos, ahí irán los tapones del pichulo que luego levantará sus inocentes manos para que Elizondo, el referí de la final, le diga.....cuidadito hermano, la próxima, amarilla.
Chau Rooney. Al lungo le mandamos a Tevez para que le ponga los dedos en la cara, ahí en la córnea, hasta que sangre, abajo Crouch, su metro noventa y ocho tirados en el piso pidiendo a gritos un oftalmólogo. Chau british, te esperamos en las falklands.
Al tontito de Paul Robinson, ya lo tenemos ubicado, su esposa, la ridícula misis Robinson, acompaña a la delegación, la guardamos en un cajón y le decimos al rubio que dé un par de rebotes para Crespito y que se le tire a los piés al Piojo en el área y que cierre los ojos en el penal, si la quiere ver con vida. Así dos a cero, campeones del mundo, otra vez, nos vamos todos a San Clemente, reventamos la aldea, lo ponemos a Quintín de intendente, y le cambiamos el nombre al balneario: San Lionel.
Viva Argentina! El domingo a la mañana desayunamos con tequila!!!!