|
|
Proyecto Seminario de los Jueves 2009 El problema del “Hoy” La producción filosófica, intelectual y de pensamiento del Tercer Milenio
Sloterdijk y El Post-Pesimismo por Leonardo Sacco - Julio de 2009 .
1. El 22 de abril de 1915, en la batalla de Yprés se inaugura el modelo atmoterrorista. Es un momento donde nuestro estar-en-el-mundo constituye una nueva forma de combate. El exterminio consiste, ahora, en impedir al enemigo la sobrevida en su medio ambiente. Las víctimas, imposibilitadas , no pueden dejar de respirar y al hacerlo inhalan el gas de la muerte. El atmoterrorismo, tiene algo en común: Siempre es una contraofensiva contra las acciones iniciadas por el adversario. En Moscú, resuelven la toma del teatro con gas, mortal para todos los intervinientes, pero no fueron los secuestradores sino las fuerzas de Seguridad del Estado. Como anticipo del siglo XIX tenemos el bloqueo naval de la Alemania Guillermina. Ese bloqueo ocasiona entre 500.000 y 800.000 victimas según las comisiones de evaluación inglesas. El bloqueo expresa un modo de hacer la guerra donde matan a las poblaciones afectando a su entorno pues cortan los abastecimientos, provocan hambruna y también provocan que la agricultura distraiga esfuerzos sustraídos a otros frentes. La época de la técnica reduce a los individuos a masa cuantificable, los sin rostro sufren acciones horrorosas y las responsabilidades no llegan a sus ejecutores. En Yprés se produce el primer uso masivo de gas clórico en manos de un regimiento de Gas de la armada alemana en lucha contra las posiciones de la infantería franco-canadiense. A las 18.00 hs una avanzada del nuevo regimiento, al mando del mayor Max Petersen abre 1.600 botellas grandes (40 kg.) y 4.130 pequeñas (20 kg.) , liberan 150 toneladas de gas en torno a una nube de 6 km de ancho y un espesor de entre 600 y 900 metros . El número de víctimas cambia según las fuentes. Los franceses hablan de 625 intoxicados y tres muertos y los alemanes de 15.000 intoxicados y 5.000 muertos. Son luchas interpretativas de un modelo técnico- moral y de una operación militar exitosa. Son temblores del aire, apunta Sloterdijk, en su libro “Temblores del Aire” ( Pre-textos, 2003). Cuando los encuentros homicidas, personificado por el fusil con bayoneta calada (modelo burgués) fracasa, queda la alternativa de usar la bayoneta para una perforación directa desde una distancia cercana (forma aristocrática y arcaica). El siglo XX crea una idea decisiva de la guerra: Ya no apunta al cuerpo del enemigo sino a su medio ambiente. Es el pensamiento del terror. Va más allá del intercambio de golpes armados entre tropas normales sino a atentados dirigidos a los presupuestos vitales. El descubrimiento del “Medio Ambiente” tuvo lugar en las trincheras de la Primera Guerra Mundial. Así la guerra del siglo XX solucionó el problema de la distancia: Cuando la munición no alcanza al objetivo se impone la guerra del gas. Con el gas la técnica hace su presentación de identidad en el medio. Antes de 1915 habría sido tachada de Patafísica y hoy no podemos menos de considerarla una ontología de la actualidad. La técnica de las nubes tóxicas o de la teoría de los espacios irrespirables no estaban, en 1915 muy definidos y la climatología se encontraba aún en un plano científico natural. Pronto será la primera de las ciencias sociales procedentes de un saber de la Guerra.
Tenemos, entonces, el desarrollo de un instrumental militar nuevo: Las máscaras de gas. Un año después, antes de Verdún, las tropas alemanas reciben 5,5 millones de máscaras de gas. La lucha se instala en la guerra ecológica y su defensa es sustraerse a un medio respiratorio tóxico a través de un filtro. Aparecen los gases anti-máscara: el famoso “gas mostaza” que, por contacto por piel o por roce de mucosas produce graves daños al organismo (ceguera y disfunciones nerviosas).Una de sus primeras víctimas fue el cabo Adolf Hitler, quien en la colina de Werwick al sur de Iprés es gaseado en uno de los últimos ataques de la Primera Guerra Mundial perpetrado por los británicos. ¿Habrá tenido un efecto posterior en la neurología del cabo? ¿Influyó el gas en su concepto de guerra y en su idea de práctica genocida? Por sus dichos a su ministro de armamentos Speer la huella del gas lo acompaña hasta el final. El atmoterrorismo apunta a los estratos biológicos de los hombres. Las víctimas, incapaces dejan de respirar y sufren la desesperación de estar obligadas a colaborar con su propia muerte.
La técnica moderna domina la cualidad física del aire. El terrorismo no distingue entre la violencia contra las personas y la violencia infligida contra cosas ambientales donde las personas dejan de serlo. El terrorismo es para Sloterdijk un modus operandi más que un adversario. No tiene sentido hablar de Guerra contra el Terrorismo. No se trata de apropiarse de la libertad del otro sino de impedir que el otro tenga la libertad de respirar. La Guerra contra el terrorismo solo oculta la identificación de esta práctica como una criatura de la Modernidad.
En noviembre de 1918, ya en tiempos de paz el saber climatológico da un rodeo naturalista. Y pacífico. Ahora el enemigo son las chinches (polillas de harina) y los piojos. Se libra la lucha antiparasitaria en beneficio del campo (alemán claro). Aparece un invento desarrollado por el Dr. Flury donde al ácido cianhídrico se le agrega la ventaja de ser imperceptible al olfato y al gusto. Aparece el Ciclon-A. Dos años después de Iprés se introduce la expresión “desinfección de los grandes espacios”. Las empresas se lanzan a su fabricación y el negocio raticida se desarrolla con el Ciclón-A Una empresa de Hamburgo alcanza cierta popularidad patentando el Ciclón-B desarrollado por Bruno Tesch, condenado a muerte por un tribunal británico en 1946.
Con el nazismo la lucha contra los parásitos alcanza su expresión exterminadora. La sociedad alemana necesita higienizarse y está en “Guerra contra “Los Parásitos del Pueblo”. Los insectos y parásitos también penetran en la retórica del stalinismo aplicada en los campos del Gulag. La medicalización de estas medidas la constituye el hecho de que el traslado del Ciclón-B al Lager se hace en vehículos de la Cruz Roja. “Los judíos son los piojos de la Humanidad civilizada” anota Goebbels en su diario en 1941. Son productos insertados en la cultura de una climatología especial.
Surge también, cada vez con más precisión, el armamento aéreo como expresión del atmoterrorismo. El poder aéreo expande el terreno del conflicto. Desde Guernica
hasta Dresden, desde Coventry hasta Hiroshima el poder aéreo normaliza el terrorismo estatal. Los ataques con Napalm en Vietnam y la bomba Blue 82 contra la infantería iraquí y los talibanes afaganos atentan principalmente contra la infraestructura mental de la población y señalan la característica del atentado por sorpresa. El ataque a Hamburgo el 27 de julio de 1943 con bombas incendiarias es la muestra del exterminio de la vida civil. El aire pierde su inocencia. En la época de las intoxicaciones el temblor es un matadero. La técnica permite diferenciar el interior del exterior y así se hará en 1924 en nevada la primera cámara de gas civil para ejecutar la condena a muerte con métodos más humanitarios (reemplaza a la silla eléctrica) y el interior puede ser un subterráneo en Tokyo para ser liberado por los integrantes de una secta.
El aire se vuelve turbio y convoca una nueva ilusión: El air-design, la aromatización y el confort olfativo son constelaciones atmosféricas para construir solo una ilusión de amparo.
El campo de batalla se extiende ostensiblemente hasta la atmósfera. Los individuos colaboran y el tiempo aparece con una nueva dimensión porque las sustancias tóxicas permanecen en la atmósfera, de manera invisible y solapada mientras en los cuerpos resisten los mismos agentes. La condición de la época, en estos momentos de exposición total imponen aprender de la desconfianza pero ¿cómo desconfiar del aire?
Sloterdijk, en la figura del Profesor de Quimica Fritz Haber presenta el paradigma del humanismo y del terrorismo. Haber es el inventor de la máscara de gas y promotor de la campaña contra la eliminación de parásitos. Premio Nobel en 1918 asesora hasta días antes de su expulsión al mando militar del Reich sobre gas tóxico. Muere en Basilea camino a Palestina. Fue expulsado por su condición de judío. Varios de sus familiares mueren en Auschwitz. Es la fase atmosférica del genocidio.
El aire es en el siglo veinte un elemento amenazador. El aire es acondicionado, filtrado aunque la ilusión purificada no esconde las consecuencias de formar parte de la estrategia militar.
¿Cómo se inmunizan los hombres ante estos nuevos peligros? Construyen esferas protectoras. Son los Palacios de Cristal en donde la cultura occidental reemplaza la protección de la metafísica por interiores organizados por los ricos. Se excluye así el mundo exterior, los hombres se retiran a un interior absoluto, amplio y decorado, sin asfixia. El Palacio de Cristal tiene calles peatonales, casas con aire acondicionado. Un mundo sin salir de casa. Todos los beneficios de la vida en la propia casa.
La globalización de los medios amplia esta capacidad y los países subdesarrollados son usados solamente para turismo y caridad. Es el post-modernismo. La época donde es necesario proteger la estructura de cristal a cualquier precio. La superficie es frágil y elástica. Los atentados del 11 de septiembre permiten a los americanos contar con un monumento nacional mítico. Tienen la Tierra Santa en su propio territorio. Tienen, ahora sí, los elementos para hacer una cruzada, aunque esto no sea más que el principio del fin. El Palacio de Cristal no se sostiene por mucho tiempo más, su límite son las energías fósiles. El fosilismo es una experiencia humana de 300 años y no faltan más de 50 o 100 años a lo sumo para que esta energía se acabe. El lujo es posible solo si la energía es barata y esa época se terminó definitivamente. No se puede democratizar el lujo. Los ricos deben plantearse algo que detestan: Volver al trabajo. Pero cuando trabajan sueñan con un gran regalo. El trabajo es la espera del regalo de la naturaleza de volver al confort. La vida fácil se terminó, afirma Sloterdijk ya con vehemencia. El capitalismo liberal busca retirarse a un interior absoluto y deja afuera todo lo insoportable. No solo la naturaleza ingobernable sino también a los que fueron declarados tras “El Fin de la Historia” como los perdedores para siempre. No hay espacio para todos. El Palacio tiene sus puertas cerradas. El dinero circula de manera concentrada y las imágenes se diseminan promoviendo expectativas de consumo alejadas de la disponibilidad real de los televidentes. Los perdedores de la Historia no permanecen pasivos y azotan el Palacio con sus hordas de inmigrantes. Son los bárbaros en las fronteras del Imperio Romano. Están dispuestos a empuñar las armas del Imperio a la espera de la ansiada ciudadanía. No buscan “ser” como ellos sino estar el mayor tiempo posible con ellos. Tienen sus rostros pegados al vidrio aunque sus intenciones no reflejan hallar un hueco en el Palacio.
La calle se angosta. Algunas bandas o sectas con motivaciones ideológicas en algunos casos o religiosas en otros acechan. Son expresiones marginales aunque acaparen la atención globalizada. El terrorismo es un método de lucha, no un grupo de personas. Contra un método no se puede luchar, solo se pueden tomar recaudos. El terrorista entiende a la víctima. Ataca sorpresivamente su sistema inmunológico y les dice “cambia tu vida”. Cuando el terror trabaja con armas atmosféricas crea un medio incapaz de soportar la vida.
El terrorismo coexiste con la sociedad mediática. Aunque las operaciones son ciertamente puntuales, insignificantes desde el punto de vista cualitativo, traducidas al idioma del atacado sus efectos se amplían sobremanera. Son las prácticas de los instrumentos de auto-irritación, de auto-histeria para sociedades sobre-mediatizadas. Ahí los medios muestran su verdadera cara. Son los auténticos portadores del miedo.
El campo del terror desregulado suscita hoy más atención que el terrorismo de Estado. En realidad los jóvenes terroristas “usan” un material disponible mientras los productores de armas pierden el control sobre estos nuevos usuarios, suscitando así miedos de hecatombe cada vez más posibles, más viscerales ligados al fin de la especie.
2. La Modernidad acusa un cambio de preguntas. Se pasa del qué (o en todo caso por el Quién) inaugurada por el creador de la racionalidad europea Don Sócrates al Cómo. El Qué apunta a penetrar en la Verdad e interpreta el universo natural y social como un cosmos de esencias. Quién pregunta ¿cómo funciona esto? ha dejado atrás una preocupación por las esencias. El cómo no apunta a respuestas normativas ante las cuales me someto frente a las instituciones metafísicas. El cómo apunta a establecer funciones y éstas establecen cómo algo podría ser de otro modo. La Cultura Occidental coloca a los hombres en la cresta de la evolución. La primera evolución nos lleva a nosotros mismos y fue de la materia a la vida hasta la existencia humana. La revolución funcionalista abre otra vía, opera sobre otra vía de la evolución, lo que Sloterdijk llama el “futuro heterobiológico. Desde el surgimiento de la inteligencia artificial y la tecnología genética los parámetros cambian y es necesario definir formas nuevas de secularización en procesos ya definidos por las grandes religiones. Las religiones de la salvación ya ofrecieron una economía del sufrimiento ¿podemos apostar a esta segunda evolución, esta vez, tecnológica? ¿Será entonces la manipulación técnica la encargada de dar un salto novedoso en la percepción del dolor? La casa del Ser se encuentra en refacciones y no sabemos bien qué aspecto tendrá ni siquiera si será habitable. La tipología tecnológica reemplaza la escritura del humanismo y la metafísica. Aparecen nuevas creencias, se renuevan otras. También otros miedos, los miedos tecnofóbicos: El hombre manipula la vida. La segunda evolución ya no depende de la materia sino de la información. Para Sloterdijk Heidegger se equivoca. El gran destructor de la metafísica sigue preso de aquello que critica de Nietzsche: Permanece en una gramática filosófica insostenible y una lógica bivalente deficitaria.
Esta lógica tiene el presupuesto: “Lo que es verdadero no es falso y lo falso no es verdadero” no permite describir los nuevos fenómenos técnicos como la aparición de los “híbridos” con un componente material y otro espiritual. Las máquinas y los artefactos exigen para su comprensión una lógica trivalente pues hay “nada que son entes y entes que son nada” representadas en la frase “Hay Información”. Incluso la frase “hay genes” muestra la transferencia del principio de la información en la naturaleza. Con estas exigencias la separación alma, el yo y lo humano (entes subjetivos) y la cosa, el mecanismo y lo inhumano (entes objetivos) constituyen una forma de dominación, cuando, en realidad, podríamos pensarla con propiedades que pertenecen al otro lado. Nuestros sistemas clasificatorios entran en crisis. La estructura material de los seres vivos ya no es material. Los genes no son algo material sino órdenes para la síntesis de moléculas proteicas. Domina la materia inmaterial: No está del lado del yo ni del lado de la cosa. Son tiempos anti-humanistas, tecnofóbicos. La cultura resiste a considerar otra opción al dominio del mundo. Ante esto la polivalencia no se puede comprender pues deja de tener sentido la oposición objeto-esclavo-materia prima, por un lado, contra la parte sujeto-amo-trabajador. El hombre no es un pastor cualquiera. Tiene piedras, luego herramientas con mango y más tarde las reemplaza con teclas. La frase “Hay Información” refleja otra actitud. La materia se usa de otro modo, se torna indiferente la materia prima. La homotecnología se apoya en otras estrategias basadas en la cooperación y no en la dominación. Sloterdijk arriesga un optimismo futurista. El hombre encuentra una brecha en el claro, estamos ante un “iluminismo tecnológico”
Queda Hiroshima perenne antes de penetrar en un futuro post-paranoico. Son las sospechas acerca del uso de tecnologías superiores con subjetividades bajas.¿Podemos pensar en un cambio en el modelo de dominación? ¿Es posible superar a los Oppenheimer de la genética? ¿Las biotecnologías crearan un nuevo bruto o un sujeto fino y cooperativo? Sin duda no será sin conflictos. No será sin la resistencia de los amos. Necesitaremos nuevos criadores o tal vez de ninguno Asistimos al fin de una técnica tipografica de dominación hacia un futuro ¿mejor? .La libertad será tecnológica o no será nada.
Para Sloterdijk la casa del hombre ha sido el lenguaje. Saber leer y escribir lo considera una técnica antropógena. Una técnica para que las bestias se conviertan en hombres a través de mensajes escritos o cartas a los amigos donde se trasmiten las órdenes del hombre libre y propietario. El mundo del humanismo resuelve el salvajismo con técnicas de domesticación tipográficas. El libro contra al Coliseo, la lectura filosófica frente al desenfreno de los estadios. Cada cual elige: O escribe cartas a los amigos o concurre al Circo Romano.
Luego del gaseoso 1915 la otra fecha primordial es 1945. Las soluciones de post-guerra a tanta sangre derramada no son más que expresiones del viejo humanismo a la carta. El marxismo, el existencialismo y el humanismo cristiano no alcanzan para explicar tantos muertos. El lenguaje continúa sedentario su domesticación en las casas, el hombre del rebaño se halla así domesticado y casero. Todo esto se acabó. La era Post-humanista es comunicacional. En la primera guerra mundial caen los imperios clásicos en manos de la radiodifusión. El Furher domina a las masas desde la radio. Con la TV el humanismo cae a pedazos y el conflicto se desarrolla en una nueva lucha de criadores, de domesticadores a ultranza. De Platón a Nietzsche se debate si somos amigos del hombre o amigos del superhombre.
La era biotecnológica aparece en escena con un programa a la carta de repetición de seres humanos. El hombre se queda sin casa. El viejo humanismo pierde sus ímpetus domesticadores pues no está garantizada la crianza. Debemos pensar todo de nuevo. El lenguaje de los genes conforma una nueva suerte de vecinos del Ser y la aparición de un hombre protésico, un Cyborg , señala el camino evolutivo desde el marcapasos y el audífono hasta la incorporación de una PC en la cabeza. Cambia todo. Surge la Inteligencia artificial (IA).
3. La cultura, humanista todavía, genera tecnofobia. Es obsoleta. Simondon (El Modo de Existencia de los Objetos Técnicos. Prometeo. 2008) introduce ya en 1960 nuevas formas de tratar la técnica: piensa los objetos técnicos y los individuos técnicos . El hombre pasa de ser portador de herramientas a crear artefactos que pueden portar esas herramientas. La herramienta prolonga el gesto manual, el objeto técnico en cambio tiene una reserva de energía propia. Está más cerca del ser vivo pues puede recibir información y procesarla. Estas máquinas no necesitan de un operador o un ingeniero sino de un mediador .Simondon lo llama el mecanólogo. Una especie de director de orquesta entre los objetos técnicos. Hasta el siglo XVIII el perfeccionamiento del objeto técnico era percibido como un adelanto de las capacidades técnicas del hombre. A partir del siglo XIX, el individuo es un espectador de los resultados de las máquinas sin sentirse implicado. Pero este individuo lo asimilamos al sujeto y éste al hombre. Para Simondon la individuación no es solo humana sino va de lo físico natural a lo psíquico. Los seres humanos hacen proliferar la materia en el mundo a través de los objetos técnicos. El hombre técnico realiza transducciones de todo tipo, de materia y de energía. La transducción, tiene de trasmisión y también de traducción. La cibernética permite transducir su propia intimidad (conciencia, percepción, acción). No sabemos ya cual es el lugar de la técnica. El prejuicio no nos permite ver su lugar en la existencia La técnica provoca temor y desprecio Este prejuicio, Simondon lo trata en relación a la Estética. El objeto técnico es un útil mientras el estético es parte de la cultura, expresión de lo humano. Cuando en realidad hay estética en los objetos técnicos y utilitarios en los objetos estéticos. Para Bruno Latour la modernidad instala otro contrato entre el hombre y la naturaleza. La separación entre lo útil y lo estético procede ya del quiebre del mundo mágico primitivo donde sujetos, objetos y mundo no estaban separados. La Estética es la ruptura pues el objeto estético está entre la técnica y la religiosidad. El filósofo debe ser tecnólogo y, a la vez, artista.
El otro aspecto es liberar la Técnica del Trabajo como realización del ser humano. El trabajo es una condena y la alienación no es ya en el cuerpo del trabajador sino en la alienación del hombre respecto de los seres técnicos que él mismo ha creado. La Cultura Occidental presenta la técnica bajo la situación del trabajo: O somos dueños o esclavos de las máquinas, sin comprender la ontología propia de las máquinas.
La cibernética modifica las representaciones: La información es materia inmaterial y cambia el esquema aplicado a la técnica donde hacer algo consiste en dar forma a una materia inerte según fines propios conocidos por el hombre. La revolución industrial transformó al hombre en una máquina y a la actividad humana en una batalla desigual.
La máquina cuanto menos automatización tiene es más indeterminada y es más sensible a la información exterior, conforma así una máquina abierta y necesita del hombre como su natural organizador. El hombre se concibe así como el director de orquesta de los objetos técnicos. Como director de orquesta toca la misma música y es el verdadero interprete de todos los músicos. La competencia surge cuando la máquina suple al hombre como portador de herramientas y el progreso desenfrenado, viola a la naturaleza y captura sus energías. Es la era de la termodinámica. En el siglo XX estamos en la era de la teoría de la información. La Máquina integra el conjunto técnico, aumenta la información e impide la degradación de la energía.
La cultura reacciona frente a los objetos técnicos suponiendo que los objetos técnicos no contienen realidad humana. Simondon dice: “La cultura se comporta con el objeto técnico como el hombre con el extranjero cuando se deja llevar por la xenofobia primitiva”. La máquina es un extranjero encerrado en lo humano. El robot no existe, como tampoco es un ser vivo una estatua, la cultura habla de máquinas que amenazan al hombre como si estos objetos tuvieran alma y una voluntad separada del hombre. La cultura tiene, para Simondon, actitudes contradictorias. Por un lado trata a los objetos técnicos como puros ensamblajes de materia con fines utilitarios y por otro trata a esos objetos como robots con intenciones hostiles. La cultura reacciona instando a poner a las máquinas al servicio del hombre, para asegurar en la esclavitud el impedimento de toda rebelión.
El hombre moderno se caracteriza, para Foucault por el trabajo, la vida y el lenguaje. Los hombres del siglo XXI asistimos a la disolución de la vida como algo humano. Las máquinas “hablan” y se liberan: Deleuze decía “La forma hombre ha caducado”. Permanece una reacción y también una euforia. Desde el miedo al dominio Terminator hasta la superación de la inteligencia artificial sobre los 1.500 cm cúbicos del imperfecto cerebro humano.
Todavía consideramos al objeto técnico detrás del trabajo humano. El objeto técnico es concebido como instrumento del trabajo. ¿Podemos pensar el trabajo de una manera inversa, como una fase de la tecnicidad y no la tecnicidad como etapa del trabajo? Cambia la relación hombre-naturaleza. Ya no es el hombre una especie frente a una naturaleza a la cual se adapta. No es lo mismo interpretar el trabajo como una operación técnica. Cuando el hombre pone el cuerpo-herramienta realiza la mediación con la naturaleza, opera sobre ella. Hay trabajo cuando el objeto técnico no es confiable y el hombre debe realizar él mismo su pensamiento y su acción. Lo que establece el trabajo es la relación entre la materia natural y la forma que es constructo humano. Son dos realidades muy diferentes que el trabajo hace coincidir, Materia y Forma. Los términos son claros pero la relación es compleja. La filosofía reproduce este esquema de la operación técnica reducida al trabajo.
Cuando el obrero entra al taller y toma el molde y acciona el torno, se coloca desde un punto exterior a la forma que es técnica. El obrero tendría que entrar en el molde con la arcilla y vivir la operación para la adquisición de forma. No es así. El trabajador prepara la arcilla y materializa la forma con el molde de madera pero no es el obrero quien le da forma sino un sistema constituido por el molde y la arcilla. El hombre prepara la mediación pero no la realiza. La operación técnica no aparece en el trabajo. Permanece velada. El hombre no penetra en el molde, tiene más bien lo que llamaríamos una condición pretécnica.
El saber técnico, en cambio, parte del interior del molde para encontrar los diferentes modos de preparación. Cuando el hombre no es el portador de herramientas el centro de la operación la produce el objeto técnico que no piensa. El objeto técnico es otra cosa. Es una mezcla estable entre lo natural y lo humano. Son híbridos que le dan contenido humano a los objetos naturales permitiendo la realidad humana en los efectos naturales.
El esquematismo técnico permite convertir lo humano en natural y lo natural en humano. El objeto técnico aporta el funcionamiento operativo y este funcionamiento supone un acto de invención que puede ser comunicado y participado. Así inventado y querido, el objeto técnico lleva información pura y soporta una relación transindividual. Entonces y finalmente para que el objeto técnico no sea recibido por el sujeto como un útil, para que sea juzgado como una invención, portador de información y no como utensilio el sujeto debe tener formas técnicas. El objeto técnico inventado lleva algo del ser que lo ha producido. Hay algo original, anterior a la humanidad misma. El hombre es un inventor con un firme soporte natural que lo constituye.
4. Nuevas profecías para viejos profetas: El futuro adviene promisorio para la vida, las relaciones sociales y la democracia. El futuro ya es aunque aún permanece invisible. Ray Kurzweil, profeta de la inteligencia artificial contesta con dos argumentos a la intención humanista de detener el desarrollo tecnológico por considerarlo peligroso. Por un lado, la tecnología está cerca de superar sufrimientos como el cáncer o los problemas del corazón (no se refiere al amor claro, problema del cual ni la tecnología biomolecular podrá resolver). Al contrario si se frenara el desarrollo, los peligros aumentarían, pues se generarían prácticas ilegales de investigación con todo lo que esto implica. No sé si los trece doctorados “Honoris Causa” le otorgan garantía pero Kurzweil afirma que solo la tecnología puede resolver los problemas ambientales y la pobreza.
En 1956 se le pone nombre por primera vez a la “Inteligencia Artificial” suponiendo en cientos de años la posibilidad de que en algún momento no se pudiera distinguir entre la inteligencia humana y la artificial. Kurztweil la ubica en el 2029. El cambio se acelera y se duplica cada década y el poder de la tecnología de la información se duplica anualmente. Hace ocho años la gente no usaba buscadores de Internet y hace cinco años la gente no usaba el término blog. Otras de las ventajas es la enorme creación de riqueza producto es una tecnología muy barata y en constante crecimiento en los países en desarrollo. El ejemplo de la baja de costos y perfeccionamiento del sistema son los teléfonos celulares.
¿Es posible pensar un millón de veces más rápido? Aunque un chimpancé pensando un millón de veces más rápido sigue siendo un chimpancé. Hasta aquí el curso Ilvem de lectura veloz. En los últimos 50.000 años el cerebro humano permanece inalterado. ¿Podrá la tecnología ampliar su capacidad? Esto es, para Kurztweil, la Singularidad. Hay varios métodos: Cerebros con más neuronas o neuronas con metabolismo acelerado o las interfaces cerebro/computadora. Mentes más inteligentes son mejores para crear mentes aún más inteligentes.
Nos acercamos a la Singularidad. En los próximos 25 años la inteligencia de origen no biológico va a estar a la par de la inteligencia de origen biológico. Nanorobots inteligentes estarán integrados a nuestro organismo, nuestros cerebros y nuestro medio ambiente. ¿Vamos a la superpoblación con un planeta lleno de hambrientos? No. La revolución genética, nanotecnológica y robótica proveerá materiales muy baratos y alargamiento de la vida. El pelo humano tiene entre 80.000 y 100.000 nanómetros de espesor. A este nivel nano, la manipulación átomo por átomo produce efectos absolutamente nuevos porque de acuerdo a la variación de una cadena de átomos se forma el agua, el aire y la tierra, pero si cambiamos la cadena producimos una frutilla. O una ventana. O la posibilidad misma de autoreplicarse para realizar sus tareas en el organismo, en la actividad descontaminante o generando materiales escasos. La evolución marca una fusión íntima entre la especie creadora de tecnología y su producto, con una capacidad de rediseñarse donde aquel que no fue mejorado no podrá estar a la par ni siquiera podrá entenderlo ni percibirlo. Esto marcará la Singularidad. Nanorobots del tamaño de una célula sanguínea circulando por el torrente sanguíneo prestos a destruir patologías, a eliminar deshechos, corrigiendo errores del ADN. Revirtiendo también el envejecimiento y el desarrollo de una comunicación directa de cerebro a cerebro. Una gran expansión en pocos años. Las relaciones humanas también tienen su evolución en la realidad virtual con muchas ventajas. La posibilidad, por ejemplo, de cambiar de cuerpo en la realidad virtual o también la posibilidad de cambiar la realidad física de una pareja, convirtiéndose el uno en el otro. Kurtzweil nacido en 1948 no duda en que en 2049, no solo estará vivo sino más joven y con mejor salud. Nadie es profeta en la luna.
Eric Drexler en 1992 demostró, al menos teóricamente la posibilidad de la manufactura molecular o nanotecnología. Así la nanotecnología cree posible manipular materiales con precisión atómica. Con la provisión de átomos necesarios y una especificación determinada, podríamos, los seres humanos o cuasi humanos, producir cualquier objeto, desde un diamante a una hamburguesa en pocos minutos. En algunos años el tiempo que le requeriría a una Inteligencia Artificial transhumana crear los nanodispositivos podrían ser semanas o días. La nanotecnología y la IA se juntan y se promueven.
Nanodispositivos autónomos, motores y computadoras con un tamaño menor a un micrón posibilitan en lo pequeño enlaces moleculares más fuertes que las máquinas biológicas. Son un control muy fino de los niveles más básicos de la biología. El desafío es la manipulación de alimentos y bienes y la posibilidad de devolver la salud a organismos desgastados como el de Uno mismo. A partir del 2012 se hará visible hasta el salto exponencial del 2018, a partir de ahí hacia un mundo mejor. Se acerca el fin de la vida tal como la conocemos. Esto no sería nada sino fuera también el fin de la metafísica tal como la conocemos con todos sus atributos humanistas.
¿El Superhombre tecnológico estará bien dispuesto para la indescifrable y nietzscheana “Gran Política”?¿O el Desierto continuará su nanocrecimiento con una nueva y voraz clientela?. |